BLOG DE POESÍA

POEMAS DE MANUELA PASO

jueves, 30 de enero de 2014

INICIALES

Voy a atreverme a decir que ahora sí,
después de la pareja del espacio,
tus hombros son de sed y de sidra.
Voy a decir:
tus costillas con mi cérvix,
mis aductores para el paladar blando,
la línea de la vida sobre mis pezones.
Porque nadie escucha y aunque lo hiciesen,
insistiría en la cáscara de nuestros sexos,
haciéndome la mujer de los azules crujientes.

Ha pasado demasiado tiempo
y aporto pruebas
de cómo subes el volumen a las ventanas
y una ráfaga de plumas
entra en la bañera negra de los años pálidos
a cambio de un enjambre de burbujas con nuestras iniciales.

A pesar del tiempo,
en el que te manipulé
para que calzases cariátides y cafeteras ardiendo,
ahora crece un roble con palomas en el salón

y es elástica la muerte, la saliva y el pasado.

martes, 7 de enero de 2014

ORGÁNICA

Estaba dispuesta a escribir “crisis” o “estafa”.
Y siglas como cuerpos de sangre.
Yo también tengo guillotinas como labios cuando digo
“Sois unos hijos de la gran puta”.
Con el panfleto en el tercer ojo escribo como vainica,
como “sus labores” escribo.

Entonces recurro a crímenes de sándalo.
A solas una Frida Kahlo escarlata se mete en mi oído izquierdo
y un gato negro como el látigo va con ella y va conmigo.
Un polvo de alas incautas teclea manos que borran
lo que se chilla en los comedores públicos.

Esperaba con el aura del aire acondicionado
cuestiones gruesas como patadas o balas.
Sin embargo llegan otros amiantos.
Llegan
las pajas que me lloré con tus cartas húmedas como termas.
Llegan
los lagos amarillos de mis animales  
enjuagados en el nenúfar de la boca de los niños.
Llegan
las bragas de las mujeres calientes
mariposas entre sábanas crisálidas
Y digo:
me comería tu placenta para arañar del carbón y de los cielos.
Y digo:
Edenes acumulados.
Y digo:
somos violados por las iguanas.

Consisto en la palabra “Mamá”,
mamá, mamá, mamá hasta los callos
y admito con  furia naranja en los lomos
un cubo de basura orgánica llamada “yo misma”
y nunca la llamo “el otro”.
No obstante
acudo a las colas como cuernos con todos los jodidos
cuando me echo en este pulso,
palabras a tratar tan mías

como el despeñamiento.